Carta de Renuncia como embajador de Argentina de Nicolas Lynch

Monday, November 5, 2012

Señor Presidente:

Le escribo para presentarle mi renuncia al cargo de embajador extraordinario y plenipotenciario del Perú en la República Argentina al que me nombrara en agosto del 2011. El deterioro en las condiciones de ejercicio del cargo podrían afectar la política exterior del Perú, cosa que es preciso evitar.

De igual forma, deseo manifestarle lo siguiente: Siento repulsión por la campaña mediática de los últimos días contra mi persona y creo que ella se debe a la firmeza con que he llevado adelante las políticas que usted y el Señor Canciller Rafael Roncagliolo me encargaron cuando partí a la Argentina en setiembre del 2011. El pretexto para esta ofensiva no tiene asidero: una supuesta simpatía de mi persona por Sendero Luminoso o su fachada el Movadef, por haber recibido una carta de ese grupo para el gobierno peruano en la embajada del Perú en Buenos Aires, hecho que ocurrió el 17 de enero de 2012, hace casi diez meses y que fue inmediatamente informado a la Cancillería Peruana. Por lo demás, para nadie en su sano juicio recibir una carta es estar de acuerdo con su contenido. ¿Quién y cómo es el que recién se da cuenta de estos hechos?

Es público y notorio el combate que he desarrollado contra el totalitarismo y el terrorismo en los últimos cuarenta años, tanto desde las aulas de San Marcos y en el curso de mi militancia política, como en decenas de artículos periodísticos y varios libros. Soy un convencido de que hay que desterrar esa lacra de nuestra sociedad, pero también que en ese proceso juega un rol fundamental el combate político e ideológico, prácticamente abandonado en la actualidad.

"Es una lástima, por ello, que algunos medios de comunicación masiva hayan alcanzado poder de veto en la política exterior del Perú"

Me hiere, Señor Presidente, que se haya dicho también en los últimos días, refiriéndose negativamente a palabras mías, que las embajadas peruanas en el exterior no son las casas de todos los peruanos, como si un peruano por ser delincuente o terrorista dejara de ser peruano. ¿Acaso nuestros cónsules no visitan a los peruanos presos y condenados alrededor del mundo? ¿Acaso el Presidente del Perú no lo es de todos los peruanos, incluso de los terroristas? Desafortunadamente se ha instalado en los últimos tiempos en el Perú un clima de intolerancia que rápidamente arma patrañas y establece cazas de brujas queriendo convertir a los adversarios en enemigos y por lo tanto en objetivos a destruir. Si esta situación se prolonga se convertirá en el despeñadero de la democracia. Es una lástima, por ello, que algunos medios de comunicación masiva hayan alcanzado poder de veto en la política exterior del Perú.

Pero la razón de fondo que desemboca en estas calumnias a mi persona es la oposición de grupos de diverso origen a las relaciones estrechas con la República Argentina y al impulso que su gobierno le da a UNASUR. Hay poderosos intereses, que no son precisamente los de las mayorías populares, los que juegan sus cartas en esta oposición.

La irresponsabilidad, sin embargo, es mayúscula. La Argentina es nuestro aliado histórico y estratégico, nuestra amistad ya tuvo varios bautismos de fuego, como en las pampas de la Quinua y en las aguas del Atlántico Sur; afectarla sería suicida para las relaciones internacionales del Perú, en especial en Sudamérica. Cuestión similar sucede con UNASUR. En el actual mundo en crisis no hay otra forma de lograr “un lugar bajo el sol” que con un bloque regional que desarrolle presencia política y económica. UNASUR es por ello nuestro futuro en la región, que debemos aspirar se convierta en la conducción política de la integración sudamericana. No podemos cambiar este futuro por las ilusiones de siempre que desde Colón vienen a ofrecernos visitantes diversos.

Me voy, Señor Presidente, con la satisfacción del deber cumplido, con la bandera de la patria y las mías propias en alto y como hombre de izquierda que jamás cambiará sus convicciones por un plato de lentejas, por más que quieran asustarlo.

Reciba un fuerte abrazo, mi agradecimiento por la tarea encomendada y la mejor de las suertes para lo que le queda del gobierno.

Nicolás Lynch Gamero

Publicado originalmente en Otra Mirada