¿Por qué salió Carranza y qué nos espera?
La salida abrupta de Luis Carranza del MEF nos empieza a dar una idea de lo que será la dinámica política que busca imponer el Presidente Alan García en el próximo año electoral.
Carranza, su Ministro de Economía durante la mayor parte de los primeros 42 meses de gobierno, le ha sido funcional para mantener la ortodoxia y liberar a la vez el gasto que los tecnócratas del MEF puedan controlar; pero se convierte en una traba cuando hay que imponer las razones de la política para mantener ese mismo modelo en el largo plazo y para ello gastar con el único criterio de comprar votos para el sistema.
Carranza, que no sabía el día anterior que se iba a ir, estaba feliz porque el Perú había logrado la calificación de grado de inversión de Moody´s , la calificadora de riesgo que clasifica a los países de acuerdo a su obsecuencia con el gran capital. Es curiosa esta felicidad porque se trata de la misma calificadora que decía que los bancos de inversión de Wall Street estaban muy bien justo antes de la crisis de año pasado. Pero así son los neoliberales, el buen estado de la economía solo se mide por la cantidad de billetes que hay en el bolsillo de los grandes empresarios en cada momento.
El detonante parece haber sido la negativa del ex ministro a autorizar los gastos militares, tanto la nueva escala de sueldos para el personal militar como el dinero para la compra de armamentos, en especial de los famosos tanques chinos, que tantas suspicacias despiertan. A ello se habría agregado, el desacuerdo con las exoneraciones a las inversiones en la región altoandina y, queremos creer, su oposición a la homologación de sueldos de los catedráticos de las universidades públicas. A pesar de las razones “estratégicas” de García para el cambio –defender el modelo en el año electoral - los empresarios no parecen contentos con el mismo ya que, a pesar de los servicios recibidos en estos tres años y medio, desconfían de García por la posibilidad de ese desboque en las postrimerías de su gobierno.
Asimismo, este cambio para favorecer el gasto supone la evaluación de que la crisis económica mundial habría terminado y que la economía, por ello, se puede manejar con mayor liberalidad. Los expertos, sin embargo, señalan lo contrario, los mercados todavía no dan señales definitivas de recuperación y menos el nivel de empleo. Nuestra condición de país exportador de materias primas, reafirmada gracias al actual modelo económico, nos hace especialmente vulnerables en estas circunstancias, por lo que el optimismo presidencial podría convertirse en una receta peligrosa.
Mercedes Aráoz, la sucesora, encaja perfectamente en las necesidades del Presidente. Tiene pinta, conducta y discurso neoliberal, lo cual podría tranquilizar a la tribuna empresarial y, a la vez, parece estar dispuesta a hacer lo que le diga García. No olvidemos que ha sido una de las principales impulsoras del entreguismo en funciones sacrificando una y otra vez los intereses nacionales con la firma de los TLCs . Incluso, se dio el lujo de mentir cuando la masacre de Bagua al afirmar que la derogatoria de los decretos legislativos anti amazónicos perjudicaría el TLC con Estados Unidos. Con este nombramiento el Presidente se cubre dos frentes y también se sale con la suya. Cambios significativos, más allá de implementar un presupuesto de campaña, no parece que vaya a haber ninguno. Las necesidades sociales seguirán postergadas y la salud de la economía continuará estando medida por la ganancia empresarial en el corto plazo.
Lo preocupante de la movida presidencial es el autoritarismo que se deja traslucir. En la práctica el control Presidencial del MEF, sin mayores intermediarios tecnocráticos, sería una pieza más de la ofensiva que se desarrolla desde Palacio contra la oposición democrática. Así, esta operación pasaría a tener una chequera fluida para sacar del juego electoral a los rivales de lo que se considera el “antisistema”. De esta manera, se confirma lo que señalamos dos meses atrás en nuestro encarte en La República “El MEF a espaldas del Perú” donde calificábamos al presupuesto que se estaba aprobando en el Congreso como un presupuesto de campaña. Ahora no sólo tienen presupuesto de campaña sino a la encargada de gastarlo.
Publicado originalmente en Otra Mirada