Transparencia y Strip tease
Hay periodistas en algunos medios de expresión que buscan deliberadamente confundir transparencia con strip tease. Y lo peor es que lo hacen sabiendo la dificultad que existe para distinguir lo uno de lo otro en estos momentos de difícil construcción democrática, cuando atravesamos por una desconfianza casi estructural, luego de la dictadura pasada y los más recientes errores del gobierno democrático, frente a todo aquello que suponga autoridad.
Para ayudar a esta distinción señalo que por transparencia entiendo el manejo claro y abierto de los asuntos que competen a todos, pero que por su complejidad y magnitud requieren de la atención especializada de algunos cuantos que se denominan funcionarios públicos, mientras que por strip tease o desnudamiento aludo a una actitud de revelar todos los procesos que suceden en el manejo de la cosa pública, sin importar que ello impida o dañe el curso del proceso mismo, la privacidad y/o la honra de personajes o colectivos.La adecuada transparencia apunta a un mejor control de lo que sucede en la esfera pública por parte de los ciudadanos y supone que un mejor control ayudará a que las cosas funcionen mejor para todos. El strip tease, por otra parte, no tiene que ver con la democracia sino con el sabotaje y finalmente la destrucción de una determinada gestión. Una mayor transparencia nos pone entonces en el camino de una mayor democratización, mientras que la provocación del strip tease, como proceso perverso, nos lleva por el camino contrario, es decir, el de la destrucción de la democracia.Digo esto a partir de recientes experiencias que he tenido, primero como Ministro de Estado y luego como Consejero Presidencial. Cuando un funcionario de este nivel se somete al escrutinio periodístico muchos colegas insisten en que debe responder de cualquier cosa que se le pregunte, sin tomar en cuenta que, justamente, por el cargo que ostenta, hay materias sobre las cuales debe guardar reserva.En un primer momento era la mafia de marras quien impulsaba esta confusión. Sí, ellos que jamás tuvieron transparencia en sus actos de gobierno ahora la reclaman, supuestamente, en los demás, pero no como claridad y apertura sino como desnudamiento. Quien no muestre todo, sin importar las limitaciones públicas o privadas respectivas es un candidato a corrupto. Buen negocio parecen haber hecho los corruptos del régimen antepasado con esta confusión porque han embarcado en el ejercicio de la misma a muchos periodistas de medios democráticos que encuentran en la provocación del desnudamiento la garantía de la primicia y la independencia informativa.La confusión entre transparencia y strip tease constituye, al fin y al cabo, una emboscada para el afectado, porque tradicionalmente ha existido tan poca transparencia en el Perú que cualquier demanda excesiva en este sentido tiende a perdonarse pensando que lo que hay que priorizar es la claridad sobre el ocultamiento. Estamos en el punto, sin embargo, en el que esta confusión deliberada empieza a afectar seriamente la lucha por la transparencia misma y se convierte en un arma de los mega-corruptores por todos conocidos.Debemos por ello hacer hincapié en la confusión señalada a riesgo incluso de ser tachados como unos mentirosos más. Es indudable que plantear así las cosas luego de una década en la que estuvimos acostumbrados a la mentira y el ocultamiento como forma de gobierno significa correr un altísimo riesgo Sin embargo, no hacerlo puede llevarnos a traicionar la esencia misma de la actividad que desempeñamos, en este caso como funcionarios, haciéndole un flaco servicio a la cosa pública que buscamos administrar mejor.
Publicado originalmente en La República