El Apra y el gas
Cualquier observador que haya escuchado a Alan García en el Mensaje a la Nación y luego leído la portada de El Comercio del domingo pasado, que resalta las declaraciones de Javier Velásquez Quesquén señalando que los contratos de exportación del gas de Camisea son irregulares, le salta a la cabeza la pregunta ¿qué se trae el Apra con el asunto del gas?
Si se tratara de un gobierno que ha tenido una mínima preocupación por lo público cabría pensar que buscan renegociar los contratos respectivos y asegurar el abastecimiento, hoy en cuestión del mercado interno. Pero como este no es el caso -recordemos la actitud servil frente al TLC que iba a analizar "página por página", las leyes tramposas a favor de las AFP que mantienen secuestrados a miles de peruanos en esas entidades, las supuestas rebajas de Telefónica acordadas con el gobierno y el tristemente célebre "óbolo" minero- lo lógico es ser mal pensado. Veamos las posibilidades.
Lo más probable es que García, teniendo en cuenta el potencial movilizador que puede tener la reinvindicación del manejo soberano del gas para el Perú, quiera arrebatarle esta bandera a la oposición, en especial a Ollanta Humala. Recordemos que Evo Morales llegó a la presidencia de Bolivia a la cabeza de un movimiento que demandaba soberanía nacional sobre el gas.
"¿Qué se trae el APRA con el asunto del gas?"
Pero también existe la posibilidad de enfilar el asunto contra Toledo, ya que los cambios de legislación para para favorecer la exportación se hicieron en los últimos años de su gobierno. Es más, según dicen Presidente y Premier, habiéndose cometido irregularidades punibles penalmente que hoy estarían siendo revisadas por la fiscalía para una eventual denuncia.Por último, no es descartable una fuga nacionalista algo más sostenida, siempre presente como posibilidad en la muñeca de García para el final de su gobierno, para ver si sale algo mejor parado en las encuestas. Una mezcla de las tres, de acuerdo a las necesidades de coyuntura, tampoco se deja de lado.
En todo caso, la trayectoria del gobierno y el propio discurso oficial no permiten pensar en otra cosa que no sea una finta, para llegar al mismo punto de partida y que todo siga igual. Es de suma importancia, por ello, insistir en que ni una sola molécula de gas, lotes 88 y 56, salga del Perú si antes no se garantiza el consumo interno por lo menos 20 años.