Grecia: 25 siglos después
En el discurso fúnebre de Pericles que recoge Tucídides en Las guerras del Peloponeso, el primero nos explica que la democracia en la Atenas del siglo V Ane, era vida cotidiana, es decir, la deliberación de los ciudadanos en el Ágora sobre los asuntos comunes para la toma de decisiones respectiva. No había diferencia por ello entre ciudadano y político, ambos era una y la misma cosa. Algo incomprensible desde las premisas, cada vez más limitadas, de las democracias modernas que se restringen a autorizar gobiernos en las urnas cada cierto número de años.
El domingo 5 de julio de 2015, veinticinco siglos después, los griegos han vuelto a hacer noticia sobre la democracia y nuevamente como ejemplo para el resto del planeta. Su gobierno, encabezado por Syriza, un partido que se ha tomado en serio el tema democrático, puso a votación en referédum la enésima propuesta de austeridad planteada por la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI), para obtener un mandato popular al respecto. Con este acto hizo exactamente lo contrario de lo que han recomendado los organismos multilaterales en las últimas décadas: poner al debate y decisión públicos los paquetes económicos de ajuste. De esta manera no solo devuelve al pueblo soberano el poder de decisión sino que expone transparentemente a los ciudadanos las intenciones de los poderes financieros sobre Grecia.
Los resultados indican un triunfo abrumador del no contra el si, aproximadamente 62% contra 38%, mucho más de lo que se hubiera imaginado cualquier observador hace pocos días. Esto da un mandato contundente al gobierno de Syriza en sus intenciones de rechazar la austeridad y alcanzar un pacto con la Troika favorable al pueblo griego. Es indudable que muchos factores juegan todavía en este curso, pero el gobierno de Syriza se ha fortalecido con el triunfo en el referéndum.
Pase lo que pase en el futuro, las relaciones entre economía y democracia ya no serán las mismas luego de este referéndum. Todo lo que se pasaron predicando durante décadas los organismos multilaterales (FMI y Banco Mundial) así como los poderosos de turno, de que había que ocultar las decisiones dolorosas a la gente para que estas fueran efectivas y luego trajeran bienestar, ha sido puesto con este referéndum contra la pared. La gente puede discutir también sobre ajustes económicos y tomar su decisión al respecto.
Esto es más pertinente que nunca cuando estos mismos poderes mundiales negocian actualmente en secreto el Tratado Transpacífico (TPP) y el Acuerdo de Comercio de Servicios (TISA) que en la tónica de los TLCs apuntan a liquidar lo poco de soberanía que nos queda. En ambos, por supuesto, está metido el Perú por obra y gracia de los gobiernos que tenemos. Pero será mucho más difícil que estas negociaciones se mantengan secretas y mejor todavía, que estos tratados tengan alguna legitimidad hacia el futuro si es que continúan siendo negociados de espaldas a la ciudadanía.
Como en la Atenas de Pericles, que nos trajo el concepto de democracia, en la Grecia de Tsipras se le ha devuelto a esta una buena parte de su significado original. La democracia moderna ya no podrá seguir siendo una farsa para escoger entre monigotes, todos muy parecidos, cada cierto tiempo. Deberá empezar a retomar un sentido sustantivo, como régimen político en el que la gente delibere, tome decisiones sobre asuntos importantes y escoja entre candidatos que sean alternativas reales y no prefabricadas.
Pero los resultados del referéndum griego no solo representan un desafío para la democracia que conocemos, también para el sistema financiero internacional que ha establecido un dominio férreo del planeta en las últimas décadas. Hasta hoy el sistema financiero tenía arrinconada a la democracia, esto podría empezar a cambiar. No nos podemos imaginar las posibilidades que se abren con el triunfo del no en Grecia. Ojalá que le permitan en primer lugar a los griegos volver a tener esperanza, pero también que esto sirva a otros pueblos como el nuestro, muy lejos de Grecia, para empezar a remontar la larga noche neoliberal que ha expropiado masivamente bienes públicos y sociales y arrebatado los derechos de millones de peruanos.