¿Por qué se quejan los maestros?
Ha pasado el día del maestro sin mayor celebración entre los maestros. A primera vista ello podría sorprendernos por lo bien publicitados que están las evaluaciones que llevan adelante el Ministerio de Educación (MINEDU) y la buena imagen que la prensa concentrada da del ministro de turno Jaime Saavedra. El eje, se dice, es el logro de la calidad educativa a través de la meritocracia.
Sin embargo, el malestar docente continúa. La moneda común es achacárselo a los agitadores, como casi cualquier lucha social que se lleve adelante. Pero ¿son acaso los maestros un colectivo de incautos que se deja embaucar una y otra vez? ¿No podemos aprender algo luego de 15 años de evaluaciones en el sector educación? El caso es que hay malestar por los bajísimos sueldos de la abrumadora mayoría, las pocas plazas que brinda la carrera magisterial, la aguda desconfianza de las capacitaciones y la confusión que genera las continuas modificaciones al marco curricular. Nos centraremos ahora en los dos primeros aspectos.
Si miramos más de cerca, aparecen, de acuerdo a la estadística del MINEDU, números alarmantes. Hay 316 mil docentes en el servicio público. De estos, aproximadamente, 250 mil son nombrados y 65 mil contratados. Los nombrados teóricamente todos han pasado a la nueva carrera pública magisterial (CPM). Sin embargo, en la práctica, solo 110 mil, por diversos canales, han dado las evaluaciones respectivas para encontrar su ubicación, con todos los derechos respectivos, en el nuevo sistema. 140 mil todavía esperan a que se convoquen concursos para obtener plaza y aterrizar de a verdad en la CPM. Primer grave problema, 8 años después de implementación de la CPM y dos leyes sobre el punto (la ley 29062 del 2007 y la ley 29944 del 2012), solo el 40% de los maestros nombrados están plenamente en el nuevo sistema.
Pero el MINEDU sigue convocando concursos para obtener plaza en la CPM. En pocos días se debe realizar un concurso para 20 mil nuevas plazas de profesores nombrados para aquellos que quieren acceder al sistema. Lo nuevo, sin embargo, no equivale a lo que se elimina ya que en el verano pasado se cesó a 14 mil profesores, que estaban en calidad de “interinos”, por no tener título pedagógico y a 10 mil más por límite de edad. Lo que nos hace ver que se convoca menos plazas nuevas de las que se elimina. Todo esto a pesar de que los expertos señalan que habrían 60 mil plazas orgánicas señaladas para ser ocupadas. Por otra parte, los 140 mil profesores que aguardan ser evaluados, siguen en la lista de espera. Asimismo, hay aproximadamente un 20% del total de profesores del servicio público en calidad de contratados, 65 mil dijimos más arriba, en una cifra que en lugar de disminuir ha aumentado en los últimos años. ¿Por qué tan larga lista de espera y el número creciente de contratados?
En términos de sueldos la cosa no está mejor. El Sutep señala en un comunicado del 6 de julio de 2015 un sueldo promedio para la mayoría de 1,300 soles. Hay discusión al respecto pero el caso es que más del 80% de los maestros están en las tres primeras escalas de la CPM con sueldos en promedio de 1,500 soles. En cualquier caso la remuneración para la abrumadora mayoría está por debajo de la canasta básica y no es descaminado por ello el planteamiento sindical de un piso salarial de 2,200 soles al mes.
Ya escucho las voces que dicen que cualquier aumento debe ir acompañado de la evaluación respectiva. Sin embargo, la experiencia de los últimos quince años, con evaluaciones y luego aumentos, enseña que esto es solo parcialmente cierto. Los últimos dos gobiernos abandonaron los aumentos periódicos (Toledo fue el último que aumentó el 61% del sueldo promedio durante su mandato) y se empeñaron en las evaluaciones, el resultado ha sido un estancamiento del sueldo magisterial. Ello hace muy poco atractiva la carrera docente y desincentiva presentarse a las evaluaciones. Asimismo, los bonos docentes, en número mínimo, que ha aplicado el MINEDU en los últimos tiempos, copiando de una experiencia fracasada como la chilena, al darse junto con sueldos bajísimos, lo que incentivan es la competencia destructiva entre los maestros y no la necesaria emulación. Reitero entonces la necesidad de juntar aumentos con evaluaciones pero sobre la base de condiciones materiales mínimas, es decir de un piso salarial drásticamente más alto para el magisterio, de lo contrario el maestro jamás va a aceptar la evaluación.
Pero, ¿cuáles con las razones más de fondo de esta política sistemática del MINEDU que atraviesa ministros y gobiernos? Me refiero a la política de aguantar los nombramientos y mantener bajísimos sueldos. La necesidad de precarizar el trabajo docente como una política permanente del sector. Es decir, quitarles ingresos, derechos y estabilidad a los maestros para minimizar su costo y reducirlos como fuerza social y política. Esta no es una política solo del sector Educación, es la perspectiva neoliberal con la que se sobre explota el trabajo en el Perú. Sin embargo, es preciso ponerla en blanco y negro por la engañosa campaña en curso que quiere identificar calidad educativa con sobre explotación magisterial. Esa es la identidad perversa que quiere establecer la burocracia del MEF a través de la actual gestión del MINEDU. Con ello se desnaturaliza la meritocracia y se da argumentos a los sectores extremistas en el magisterio que gustan de identificar calidad y méritos con autoritarismo y privatización.
¿Hay salida para esta situación? Claro que sí. Se trata de una línea de acción abandonada por el MINEDU y que consiste en entender el proceso de reforma educativa como un gran acuerdo social y político por la educación, que implique a todos los actores involucrados, sin las flagrantes exclusiones actuales, y lleve adelante una política magisterial consensuada y no impuesta. Pero ello supone algo que no le gusta a la actual gestión ni tampoco a las anteriores: hacer política no pateando a los maestros sino sentándose a concertar con ellos.