La dictadura de asamblea
La semana pasada con la aprobación de una ley en el Congreso de la República que establece el voto universitario y ponderado para elegir rectores y decanos se podría haber dado, de no mediar el veto presidencial, un primer paso para terminar con el asambleísmo en las universidades nacionales.
Contra lo que comunmente se cree, buena parte de las universidades nacionales han sido gobernadas no por una mayoría democrática de profesores y estudiantes que decidián mediante elecciones, sino por el arreglo bajo la mesa entre diferentes minorías para repartirse la pobreza universitaria. Y en caso de que tal arreglo no pudiera concretarse, por el control de la minoría con mejor capacidad de movilización para imponer, por las buenas o por las malas, su criterio al conjunto. Este fenómeno en la ciencia política se llama "dictadura de asamblea". La careta democrática del sistema no le quita su esencia autoritaria: decide la arbitrariedad del más fuerte por la vía de los hechos. Los resultados están sobre la mesa: es el gobierno de la mediocridad, el radicalismo y la corrupción.
"La protesta de la ANR no nos sorprende."
La ley aprobada reduce drásticamente el tamaño de los organismos colegiados, asamblea y consejos, para darles mayor agilidad de funcionamiento. Saca a los decanos de la Asamblea Universitaria y reduce su número en el Consejo Universitario, para evitar que con su poder feudalicen la universidad. Pero, lo más importante, retira de la Asamblea Universitaria y del Consejo de Facutad la elección de rector, vicerrectores y decanos, con lo cual libra a estos organismos de la potestad mas perniciosa que tenían, fuente de la mayor cantidad de componendas y corruptelas en su seno, para dársela, directamente, a la comunidad universitaria. Lo hace, además, manteniendo la proporción de dos tercios de profesores y un tercio de estudiantes, en los organismos señalados y en la elección misma. Es cierto, el sufragio universal y ponderado no es un sistema perfecto, pero tenemos la esperanza de que la luz pública sea más propicia que las sombras para darnos mejores autoridades.
En este contexto, la protesta de la ANR no nos sorprende. Muchos de los rectores que la conforman han sido producto de este criticado sistema asambleístico que ha colocado, entre otras causas, a la universidad peruana en la postración en la que está. Siempre, por supuesto, hay excecpciones. Pero, como dicen, "una golondrina no hace el verano".