Laclau, el teórico de la transgresión política

Friday, May 2, 2014

En días pasados ha fallecido Ernesto Laclau, un gran teórico de la política contemporánea. Argentino y latinoamericano en primer lugar, su teorizar –a pesar de haber vivido la mayor parte del tiempo en Europa– estuvo estrechamente relacionado con la región.

Sus orígenes como militante, en la década de 1960, de la denominada corriente “socialista nacional” que liderara Jorge Abelardo Ramos en su Argentina natal, resultaría premonitoria de su obra posterior. Me refiero al afán por unir las reivindicaciones de constitución y soberanía nacionales de los pueblos de América Latina con el sujeto político que los llevara a ese fin.

Sus dos libros fundamentales “Hegemonía y proyecto socialista” y “La razón populista”, tienen que ver con este eje de su reflexión. En el primero, que escribe con su compañera de vida Chantal Mouffe, apuntan al sujeto político del cambio y señalan que en las actuales condiciones este no puede tener una determinación definida objetivamente por las estructuras, sino que más bien se constituye en el terreno de la subjetividad del discurso y de la lucha política. Abandonan así el esencialismo de la “clase obrera” que conducida por una vanguardia iluminada debía llevar a las masas populares a la toma del poder, y aquí nos recuerdan los planteamientos del Haya revolucionaria que ya en “El Antimperialismo y el APRA” había tenido intuiciones similares.

En el segundo, tratan el tema del populismo como una forma de constitución de lo político a través de la construcción hegemónica de un pueblo en el que se encarne el discurso de reivindicación nacional y popular. No ve al populismo como una tendencia sino como una lógica de la política, por lo que dice que puede haber populismo democrático o autoritario, de izquierda o de derecha. Para él la diferencia estaría dada por la conducción política que se desarrolle.

Pero aquí incluye un tema crucial: los intereses. Dice que el pueblo se constituye en la medida que un colectivo articula un conjunto de reivindicaciones que indican intereses diferenciados y opuestos con los que detentan el poder. El pueblo como sujeto político emerge así como transgresión. Esta emergencia para Laclau traza una frontera, que considera indispensable para la constitución de una nueva política. Esta frontera suele estar dada por el cruce de varias diferencias de fondo, en nuestro caso peruano podríamos decir, el cruce de clase, etnia y nación. Se configura así para Laclau un ellos y un nosotros para apuntar a conseguir la hegemonía, casi el todo pero jamás el mismo, de manera que se pueda construir una democracia mayoritaria.

De esta manera, Laclau reivindica el populismo, tan denostado por la ignorancia mediática controlada por la derecha oligárquica en la región, como una posibilidad de democratización y de afirmación de una identidad popular, que ha marcado nuestra construcción política en el siglo XX y principios del XXI. Esta es una posición distinta de la democracia barata que importamos, sin el arancel respectivo, en las décadas de 1980 y 1990 desde los Estados Unidos. Una posición no liberal pero sin llegar a ser anti liberal, porque señala que en las condiciones de la América Latina actual las democracias mayoritarias se construyen por la vía de las elecciones, las instituciones y el mantenimiento y desarrollo de las libertades fundamentales.

Ciertamente una posición como la de Laclau ha despertado las iras de las derechas locales que confunden derechos con privilegios y no soportan un régimen que no acepte el veto empresarial. No por gusto su apoyo reiterado al giro a la izquierda en la región en los últimos quince años. Estamos, por ello, frente a una obra que se atrevió a plantear una explicación diferente de la política que les daba lugar a las mayorías como ellas son y señalaba la posibilidad de transgredir para que sus votos contaran cuando los depositen en las urnas.

Publicado originalmente en Otra Mirada