¿Quiénes son los estudiantes?
En un anteproyecto de insistencia sobre la elección de las autoridades universitarias, ahora restringido a las universidades públicas, que está a punto de votarse en la Comisión de Educación, nuestros padres de la patria pretenden consagrar novísimos dislates que prometen ponerlos en algún récord hasta ahora desconocido.
Siguiendo acríticamente las observaciones del Ejecutivo hechas meses atrás ahora nos dicen que el tercio de representación estudiantel es nada más que para los estudiantes de pregrado y no, como reclaman airadamente en todos los claustros, también para los estudiantes de posgrado. Parece que nuestros congresistas viven en una cápsula y no se han dado cuenta de cómo han crecido los estudiantes de maestría y doctorado en las universidades, principalmente nacionales.
Es más, de las nuevas reinvindicaciones que trae este crecimiento, en cuanto mejora de la enseñanza, investigación y gestión de los centros de educación universitaria. He coordinado en San Marcos uno de los doctorados más exitosos del país en varios momentos en los últimos doce años y puedo dar, de primera mano, fe de ello. Es más, los estudiantes de posgrado son un elemento de moderación en la representación estudiantil, precisamente lo que necesitamos para balancear la captura de los tercios por operadores que buscan la grita destamplada y/o el negocio rápido. No está de más señalar que este anteproyecto coincide, curiosamente, con las pizarras senderistas en diversas universidades que repudian la presencia de los estudiantes de posgrado en los tercios. Pero, por último, ¿no son también estudiantes los que estudian un posgrado?
Pero no se quedan allí nuestros congresistas. Cercenan también en el anteproyecto la calificación de la representación estudiantil que sí estaba en otras versiones del mismo. Me refiero a elegir para el tercio solo a los estudiantes del tercio superior en notas, es decir, a los buenos estudiantes interesados en la universidad. A declarar válida la elección estudiantil solo si participan la mitad más uno de los que tienen derecho a votar, para evitar que la representación la capturen minorías movilizadas. Y, a prohibir que los miembros del tercio reciban dinero en cualquier forma de la universidad, para evitar, como sucede en la actualidad, la compra-venta de la representación. Nuevamente, ¿quiénes están interesados en que no se califique la representación? Los operadores (así se llaman hoy los otrora dirigentes) porque si se hace su mercancía baja de precio o deja de existir.
Para finalizar, una recomendación de salud pública: no les hagan caso a los lobbistas del establishment que no quieren que se apruebe ninguna nueva ley de elección de autoridades porque desean seguir prendidos de la mamadera para siempre.
Publicado originalmente en La República.