Un nuevo pacto fiscal para la refundación republicana
Mañana con el diario La República, Otra Mirada publica el No. 9 de su suplemento mensual sobre temas de interés nacional. Esta vez el tema, “Un nuevo Pacto Fiscal para un Estado de todos". Te invitamos a leerlo y debatir su contenido con tus compañeros y amigos. Aprovechamos para darte un adelanto del mismo.
A lo largo de los últimos meses hemos venido esbozando en Otra Mirada, en especial en nuestros encartes periodísticos de fin de mes, la necesidad de transformaciones fundamentales, tanto de las instituciones del Estado como de diversas políticas sectoriales, regionales y locales. Un componente de capital importancia en estas propuestas de cambio es su financiamiento y para ello no queda, como herramienta principal, sino un nuevo pacto fiscal. Este debe brindar los recursos para el cambio, convertirse en un instrumento de equidad y redistribución entre los peruanos y, a la vez, fortalecer la ciudadanía, ya que la pertenencia a una comunidad política se afianza pagando impuestos y recibiendo a cambio los servicios respectivos.
Hay necesidad, para llegar a un pacto fiscal que sustente la refundación republicana, de cambiar la orientación neoliberal que se imprimió en la década de 1990. En esa época, como parte del ajuste estructural de la economía, se fundó la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT) cuyo primer objetivo fue recaudar para pagar la agobiante deuda externa. Posteriormente la dictadura de Fujimori y Montesinos priorizó la recaudación, a la vez que para seguir con la deuda, invertir en infraestructura, aparatos de coerción, clientelismo y robo descarado de las arcas fiscales. En la presente década hemos visto aumentar los gastos en infraestructura y programas sociales, pero estamos aún muy lejos de lo necesario. Como señala Sinesio López en artículo reciente¹ todavía se priorizan las condiciones de acumulación del gran capital versus las necesidades de la mayoría de la población.
El nuevo pacto fiscal tiene tres pilares fundamentales: cambiar la estructura de la recaudación, aumentar el monto de lo recaudado y descentralizar la recaudación y ejecución fiscal. Hoy tenemos una estructura tributaria regresiva, que se viene basando en los impuestos indirectos (Impuesto General a las Ventas e Impuesto Selectivo al Consumo) en un 67%, y que pagamos todos los peruanos, mientras que los directos (Impuesto a la Renta) suman tan solo el 23%, dejando el 10% para otras tasas y tributos. Esta es una típica estructura tributaria regresiva que corresponde a un Estado capturado por los intereses sociales de los grandes propietarios, que a pesar de ser los que más ganan y tienen contribuyen con una cantidad sustancialmente menor al pago de impuestos.
Pero no solo es injusto el sistema actual, sino que recauda poco en relación a las necesidades del país. Nuestra recaudación promedio ha sido del 13% del PBI en años recientes, mientras que el promedio latinoamericano es cercano al 18% y el de los países desarrollados 35%. Hay necesidad entonces de recaudar más y mejor y ello supone un enorme ejercicio de voluntad política para combatir la informalidad por un lado, de lo único que le gusta hablar a la derecha, pero también de combatir a los grandes evasores de cuello blanco que tienen ejércitos de abogados y contadores pagados para estafar al Estado. Asimismo, hay que promover la descentralización fiscal, lo que supone terminar con la dictadura del Ministerio de Economía y Finanzas en el tema y darle a municipios y regiones reglas claras, capacidad recaudadora y poder de decisión en el gasto respectivo. El tema es complejo pero hay que empezar un camino distinto al actual laberinto creado por el gobierno central para que la descentralización no se produzca.
Solo de esta manera podremos pasar del actual Estado de clase que ha reinstalado la hegemonía liberal a un nuevo Estado de todos que exprese los intereses de la sociedad entera.